Leer el texto para responder a las cuestiones abajo.
1 Está muy bien que se empiece a hablar del “Rostro humano de la globalización”, porque ciertamente lo tiene. Es un grandioso fenómeno que nos acerca unos a otros de un modo impensable desde hace tan solo dos décadas. Pero lo interesante es que si hay un rostro humano es porque – cual Jano Brifonte – también tiene otra cara, menos humana, deshumanizadora, quizás. 8 Por fortuna, han pasado los días del entusiasmo indiscriminado y poco reflexivo por la globalización, una de cuyas más notorias paradojas es su carácter escasamente global: sólo afecta al 15% de la población mundial, mientras que gran parte del resto sigue viviendo en unos niveles que van desde el neolítico hasta los bordes inferiores de la civilización romana. Basta apuntar que el 65% de los habitantes del planeta nunca ha hecho una llamada telefónica y que en la isla de Manhattan hay más conexiones electrónicas que en toda África. 17 Así las cosas podemos afirmar, que lo primero que se ha globalizado es la pobreza. La irrupción de los procesos mundializados ha conducido a que, la distancia de riqueza entre los países y entre sus diversos niveles sociales haya crecido en los últimos lustros. Tal vez esta dinámica de desigualdad brote de las necesidades internas del nuevo modo de trabajar y comunicarse, pero yo diría que un régimen que no proporciona a los seres humanos ninguna razón humana para cuidarse entre sí, no puede preservar por mucho tiempo su legitimidad. 26 Estamos ante una globalización monocéntrica, que habla (mal) inglés y tiene su núcleo en Estados Unidos y “Países Satélites”. Se trata de una estructura unilateral y estática en la que no hay apenas retroalimentación ni descentralización sistémica. Ahora bien, la propia estructura tecnológica y económica en la que se apoya la mundialización abre la posibilidad de establecer en los lugares más insospechados del planeta una dinámica endógena que puede dejar desconcertados a los presuntos árbitros de la situación. 35 La posibilidad de ese “Dinamismo Endógeno” reside en la elevación del nivel educativo y cultural, para lo que resulta decisivo distinguir la información del conocimiento. La información es algo externo al ser humano. Algo que hay que extraer, transmitir, organizar, procesar y, si se tercia, manipular. El conocimiento, en cambio, constituye el rendimiento vital por excelencia del ser humano. Es un crecimiento en su ser, un avance hacia sí mismo; no es propiedad de nadie, no se agota nunca, se acrecienta al compartirlo. Su intercambio presenta caracteres antitéticos a los del mercado. Mientras que la cara excluyente y cerrada de la mundialización, es el mercado universal, cuyas transacciones siempre acaban beneficiando casualmente a los mismos, su lado más humano se asemeja al areópago: un espacio libre y abierto para un saber que se hace accesible a todos.
Fuente: Llano Alejandro, “El país digital”, www.elpais.es.
Tomando como base el análisis del texto, es incorrecto afirmar que
a)
los vocablos carácter (línea 10) y caracteres (línea 44) registran la regla la cual las palabras graves terminadas en consonante pierden el acento ortográfico cuando pasan al plural. |
b)
la expresión sigue viviendo (línea 12) es un ejemplo de perífrasis verbal, cuyo significado es todavía vive. |
c)
las formas lo (línea 13) y los (línea 44) son artículos determinantes, funcionando como objeto directo. |
d)
la palabra mal (línea 27) puede ser clasificada como adverbio, siendo que si fuese adjetivo su forma sería malo. |
e)
el término la, en la expresión en la que (línea 29), puede ser suprimido por tratarse de un artículo con función de sustantivo. |
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